Después de sufrir problemas de salud, Vivienne vino a vivir a España desde su nativa Newcastle con vistas a una jubilación anticipada. En lugar de ello, compró un gimnasio a pesar de no tener mucha experiencia en la industria del fitness. Ella, una mujer muy emprendedora, junto con su entonces compañero y ahora esposo Michael, un entusiasta fisioculturista, creó un lugar especial que fue amado tanto por el personal que trabajaba allí como por sus miembros.

Unos años más tarde, decidieron que era el momento de construir un gimnasio especializado en Ciudad Quesada. Vivienne dijo "este es el mayor riesgo que he tomado en mi vida, pero todos los días me veo recompensada por el personal y los miembros tan maravillosos... tratamos de romper el molde de gimnasios impersonales mediante la creación de una comunidad donde no hay barreras de edad, sexo o nacionalidad. Nunca nos hemos divertido tanto a pesar de todo el esfuerzo y dedicación que este proyecto conlleva."